jueves, 3 de febrero de 2011

El primer paso : Just Do it?

Siempre es díficil dar el primer paso, el comienzo, ponerse en actividad.Pensar
es mucho más fácil que poner el cuerpo a trabajar. En lo que concierne a dietas,
comenzar una regimen adelganzante es súper dificil (claro que también
mantenerla... pero eso es saco de otra costal y será un comentario de otro post
tal vez). Yo estoy en lo que llamaría la etapa contemplativa: soy esa clase de
personas que se pasa leyendo blogs de tal o cual dieta, o de personas que
escriben sobre su propia experiencia adelgazante... Siempre me van a encontrar
pispeando alguna foto de una antes y después (yo las adoro con toda mi alma) y
pensando como diagramar la dieta.El otro día mi profe de inglés me dijo que ella
se había dicho a ella misma "no pienses". Creo que el pensar (por supuesto en
demasía, ¿se entiende, no?) anula la acción, paraliza las energías para llevarlo
a la acción tus plantes. Obvio que no se puede comenzar un estilo de vida más
saludable a tontas y locas, pero es malsano estar constante pensando (como lo
hago yo): "si como esto, seguro que tiene menos calorías, y es más sano y tal vez
si voy a tal gimnasio voy a tener más ganas de hacer esto o aquello". La cuestión
como se podrá imaginar el querido lector de este humilde pasaje es que nunca
empiezo una mierda y todo termina en un maldito círculo vicioso: pienso que
quiero adelgazar-me digo que mañana voy a empezar la dieta- no empiezo la dieta
nunca como con un cerdo -me deprimo-pienso que quiero adelgazar. Sí, sí, soy como
esos perros estúpidos que se muerden la cola una y otra vez sin darse cuenta que
nunca se van a poder sacar su cola...
Por ahí en vez de tanto contemplar lo que puede hacer o cuál es la mejor dieta,
empezar de a poquito sea lo mejor (pienso, otra vez maldita sea).
Me acuerdo una vez (y otra vez voy con mis clases de inglés) que lo más tedioso
era escribir ensayos (los famosos "essays") que en realidad, no es que sea feo
escribir sino es feo escribir cuando te dan un topic... pero volviendo al tema
recuerdo, que siempre nos daban dos o tres tema a elegir y había que elegir uno
para cumplir con la tarea. Me acuerdo que un compañero de la clase comentó que el
elegía el más complicado, el que menos le gustaba, justamente para poder
enfrentarse con la dificultad de lo pedido. Creo que también procastinar tiene
que ver con no querer enfrentar nuestros propios miedos. En el caso de las
dietas, reconozco y soy conciente que muchas cosas de bajar de peso y hacer dieta me obsesionan: no llegar a mi objetivo, no encontrarme con el cuerpo que quiero,ser sexy o gustarle a los hombres (parece loco pero le pasa a muchas mujeres),no gustarme de cara (suelo tener la cara demasiado angulosa para mi gusto cuando estoy flaca), si estoy con un ataque de ansiedad ¿¿¿qué mierdo uso como ansiolítico? Estas son preguntas que juegan en mi cabeza a nivel conciente e inconsciente pero que están rondando la cabeza...
Tal vez tenga que hacer como el la propuesta de las zapatillas : Sólo hazlo, hacerlo sin pensar, pasar a la acción sin mediar tanto pensamiento... también me olvido que se siente tan bien cuando uno se sacó una tarea y un peso (literal o no) de encima.

martes, 1 de febrero de 2011

Frustación con mi carrera

Siempre me pongo a indagar el porqué de mi gordura.Mi condición va más allá de lo obvio: que estoy gorda porque como mucho... me refiero a las causas psicológicas a el porqué me reconforto en la comida como mi escape, como una forma de droga para levantar mi moral (y seguramente mis niveles de serotonina). En los últimos siete años de mi vida he presenciado el colapso de mi sueños profesionales. Mientras la mayoría de las mujeres tiene como prioridad número uno formar una pareja y tener hijos, incluso en desmedro de lo que puede llegar a ser o es una brillante carrera profesional, yo desde que tengo 12 ó 13 años siempre soñé ser profesional y dedicarme a estudiar y trabajar. Claro, el meollo de la cuestión es que nunca supe bien qué hacer con mi vida: soy de esas personas curiosas por naturaleza, lo que significa que muchas cosas me gustan: me encanta la psicología, me encanta escribir, y aunque soy bastante antisocial no me molestaría trabajar de relaciones públicas para una empresa, e incluso creo que hubiera sido buena médica porque amo leer artículos de medicina y cuando alguien tiene algún síntoma físico o yo misma lo tengo sé más o menos indagar qué malestar puede llegar a padecer (lo que por supuesto no me hace un médico valga la aclaración).
Nunca fui de esas chicas que decía "cuandos sea grande quiero ser secretaria o docente o médica... etc". De chica tenía sueños vago: lo único que sabía que quería ser independiente, ganar mi plata y dedicarme al algo artístico. De chiquita amaba ver dibujitos animados, entonces soñaba con ser una dibujante de storyboards ... claro que... por un lado nunca tuve el talento suficiente (ni insuficiente) para ser dibujante. Durante mi adolescente, se fue perfilando que quería estudiar comunicación social. Un buen día cayó a mis manos un folleto sobre esta carrera y como vi que las materías que se dictaban eran un lindo poupurrí: un poco de sociología, psicología, economía, teorías de la comunicación y dije para mis adentros "Zas, voy a estudiar esto". ¡¡¡Qué flor de hija de puta si hubiera sabido que esa carrera no servía para nada! Luego cuando cumpli 15 años y lo miraba a Lanata con su programa "Dia D", estaba casi enamorada del gordo y decía que quería ser periodista. Si bien siempre fui muy lectora, no sé porqué carajo decía que quería ser periodista porque en realidad nunca me importaron demasiado las noticias ni la actualidad. En fin, para cuando cumpli los 18 comencé comunicación y la finalicé a las 23 años con tesis concluido y todo. Cuando obtuve mi título fue un sabor agridulce, no sabía bien para qué mierda había estudiado comunicación ni siquiera para qué carajo me servía... A la par había empezado a estudiar durante mis años de facultad traductorado de inglés y lo dejé (cosa que me arrepiento muchísimo). En fin, la cuestión que cuando me recibí dije "quiero ser periodista", me vine a trabajar a Buenos Aires y llegué a trabajar para una editorial de revistas y diarios muy conocida de Buenos Aires (sino la más conocida), pero lo más triste de la historia fue que no no entré a trabajar como periodista, que era lo que realmente quería sino como secretaria del dueño de la editorial (el pelafustán en cuestión de Jorge Fontevecchia). Luego de tres años de una amargura existencial terrible, el tipo era como el personaje del diablo se viste a la moda: una persona soberbia, insesible y cuyo único trato que podías recibir era el de casi una mucama (sin desmerecer a mucamas por supuestos). Eras su esclava. Me cansé de la situación y le pedí a Jorge cambiar de puesto, le confensé que quería ser redactora, que quería entrar la redacción. El tipo ni bola me dio, me dijo que los redactores entraban como colaboradores y que tenía que hacer mucho camino y bla bla bla... La cuestión que le importó un pito que fuera su asistente personal y no me ayudó mucho esta situacion y además supongo que debe haber sido un golpe inmenso para su ego que su "secretaria" quisiese irse corriendo de ese puesto de mierda para ser redactora. La cuestión que arreglé con la empresa y me fui a la mierda. Pero durante esos tres años de sufrir como una perra, de ser bouda y tratar de hacer mérito para pasar a la redacción me fueron matando lentamente: la constante angustia de tratar con un tipo irascible, egocéntrico, maniático como Jorge y mi moral por el suelo por no poder ni acceder a un buen sueldo (¡porque el sueldo sí que era patético trabajando con Jorge!) ni pasar a redacción fueron minando mi saludo mental a la par de la física: los kilos fueron subiendo, primero fueron cinco, luego diez, quince hasta llegar a pesar 90 kilos. Empecé trabajando en la editorial con 65 kilo sy me fui con 90 kilos de más. Luego de eso fue todo cuesta para abajo: me fui de la compañía con mucha furia y mi vida personal no era mucho mejor: la persona que era mi pareja me había engañado y se había ido a vivir con otra persona. Todo esto hizo que mi moral se fuera más por el suelo. Luego fui pasando de trabajo en trabajo (incluso cuando comencé este blog estaba trabajando en algún call center de mierda o algo por el estilo...) hasta llegar al trabajo actual: que estoy como administrativa en un lugar que me tratan bien y me pagan bien, pero del cual debo decir que no me gusta mi trabajo porque es relacionado con los número y lo administrativo (imaginen trabajar todos los días con números y hacer lo mismo, ¡Un horror!).
Creo que si tuviese que elegir de qué trabajar, me gustaría trabajar como escritora: ya sea escribir artículos o ficción (cosa que me encanta). También estoy pensando en algún día estudiar psicología, al fin y al cabo presté mi oreja y mi comprensión a gente que no se la merecía, que no estaría mal que me paguen por eso, o tal vez mis conocimientos de lenguas extranjeras me ayuden a ser diplomática... pero como verán la angustia continua y sigo inconforme con mi carrera y ya ciertamente si bien soy joven, no soy una niña.
¿Será que mi gordura no me deja estar bien y no focalizo en lo que realmente quiero hacer? ¿O será que no saber bien que "ser" (que verbo tan fuerte "ser) me hará comer de más y ser gorda? La pregunta ya la tiré... ojalá que algún día halle el final del laberinto.